Como no, en este apartado de paradojas visuales, no podía faltar la famosa imagen de Escher, un amante de las paradojas. En este grabado de 1961, utiliza la ambigüedad de la representación bidimensional para ofrecernos un ejemplo de movimiento perpetuo. La inspiración le vino por la lectura de un artículo de R. Penrose en el que hablaba del tribar, la figura triangular tridimensional imposible que explicamos en una entrada anterior de este mismo apartado.
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